sábado, 17 de octubre de 2015

The landscape collector

OCTOBER 15                                                                    

On Portugal and Spain land...


The autumn storm can be felt on the rugged Montesinho slopes where, as every year, the bellowing of the deer takes place ...
The stage takes dramatic contrasts and while some near still green poplars dazzle with gold highlights, the sky behind darkens. The clouds overhead grow, trample, vanish ; white, gray, suddenly light up, fade out; light and darken the valley on which, as wind passengers, they fly light.
Here and there , veils of rain , water curtains , drops to the afternoon sun becomes a magic of colors. The breeze carries the smell of wet earth and nature is at peace .



Por tierras de Portugal y de España 

Este es el título de un libro de Miguel de Unamuno (1911) y precisamente de este autor es el primero de los textos, aunque procede de otro de sus libros: “Andanzas y visiones españolas” (1922).


Granja de Moreruela (Zamora)



"No lejos de Benavente, en la Granja de Moreruela, provincia de Zamora, resisten a acabar de caer las espléndidas ruinas del primer monasterio de cistercienses en España…"

"…¡Qué majestad la de aquella columnata de la girola que se abre hoy al sol, al viento y a las lluvias! ¡Qué encanto el de aquel ábside! ¡Y qué intensa melancolía la de aquella nave tupida hoy de escombros sobre que brota la verde maleza! Y todo ello se alza, añorando siglos que fueron, y quién sabe si siglos por venir, en un valle de sosiego y de olvido del mundo…"

"…Hoy la Granja son ruinas. Lo único que permanece igual que en el siglo XIII es el verde florido valle, el convento de las resignadas encinas que abrigan a los pajarillos, que sin cesar cantan la gloria del Señor, y cantándole le buscan y le encuentran…"


(Curruca Rabilarga)



P.N. Montesinho (Bragança – Portugal)


Barrunta la otoñal tormenta sobre las agrestes laderas en las que, como cada año, tiene lugar la berrea de los ciervos… 


El decorado adquiere dramáticos contrastes y mientras unos álamos próximos, aún verdes, deslumbran con reflejos dorados, el cielo por detrás se apaga y oscurece. Las nubes en lo alto crecen, pesadas, se atropellan; blancas, grises, de pronto se encienden, se apagan; iluminan y dejan en penumbra, claros y oscuros, el valle sobre el que, pasajeras del viento, vuelan ligeras.

Aquí y allá, velos de lluvia, cortinas de agua, gotas a las que el sol de la tarde convierte en magia de colores. La brisa lleva el olor de la tierra mojada y la naturaleza queda en paz.

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