domingo, 30 de abril de 2017

The landscape collector

Abril 17

Lagunas de Castrejón - El Escorial (Madrid)



"… bordeábamos tranquilas charcas cubiertas de la blanca floración de las hierbas acuáticas…
al llamar yo la atención sobre ello a mis amigos, exclamó uno de éstos: “¡Hasta el agua estancada cría flores!” 
A lo que pensé calladamente: no; sólo el agua estancada florece y no la que en el caz de un molino hace andar la rueda que nos da la harina". 
Mientras el águila real se cierne en el cielo, la cigüeña negra incuba pacientemente en su nido y el búho se esconde en una grieta, detrás de un arbusto que crece en el cortado fluvial..., yo he decidido darme un simple, un intrascendente y un insustancial paseo junto a las charcas de Castrejón, 

Las charcas están a rebosar, de agua, de flores y de una vida a la que solo hay que prestarle un poco de atención para percibirla... para distinguirla y para poderla observar: 
desde una focha que rebusca entre las plantas acuáticas, unos azulones que flotan, quietos en el agua y unos canelos que pasan veloces como flechas, hasta la tarabilla encaramada en una rama, los galápagos que flotan asomando la cabeza, las ranas mimetizadas en la orilla y la libélula que revolotea adelante y atrás.

Al pie de Las Machotas, las lagunas de Castrejón son un conjunto de charcas temporales 
con un valor paisajístico y natural excepcional... 
Con el cambio del tiempo, estos días parece que están nevadas, pero se trata de las  miles de flores del ranúnculo 
que se han abierto sobre el agua...

jueves, 20 de abril de 2017

En torno al río Becedas


En torno al río Becedas, en tierras de El Hoyo de Pinares, en Ávila, se han habilitado varias rutas de excursión que aprovechan la esencia más genuina de esta tierra de pinares, con sus piñoneros y negrales ofreciendo cobijo y sombra al visitante, con sus rocas graníticas cubiertas de musgo y con los lagos espejados del río embalsado.

Sin duda, el entorno del embalse de La Puente es de excepcional belleza, ideal para pasar un día de fin de semana, lejos del mundanal ruido de la ciudad y huyendo del estrés. Aquí solo cabe disfrutar de la belleza del paisaje, del canto de los pájaros y de una saludable comida campera a orillas del agua. Una excursión ideal para hacer con los niños, con los amigos, con sus mujeres y con el perro…, ni corta ni larga, fresca, variada…


Presa y pasarela en la orilla del embalse de La Puente (Río Becedas) - Abajo izq. zorzal charlo.

Becedas es el nombre de un pueblo de Ávila, en las tierras del alto Tormes, del que yo había oído hablar a propósito de la vida de Santa Teresa… “adonde acudió buscando alivio a sus problemas de salud, con los remedios caseros y poco efectivos de una curandera…”. 

Becedas, y esto debe ser coincidencia, es también el nombre de un río abulense, que corre de norte a sur y que, en mi afán por recorrer, conocer y descubrir los rincones de la prolífica “Zepa 56”, la de los Pinares y Encinares del Cofio y el Alberche, di en cruzar en una ocasión, cuando poco más allá de los confines más occidentales de la provincia de Madrid me dirigía desde Valdemaqueda hacia el Valle de Iruelas. No es extraño que en un primer momento, tuviera un atisbo de confusión…


Para llegar en coche hasta el embalse de La Puente o Becedas I, lo mejor es coger la carretera AV-502 que une las localidades de El Hoyo de Pinares con Navalperal de Pinares. El comienzo de este paseo lo marca el área recreativa de "El Fresne", con sus mesas, sus barbacoas y su fuente. Accediendo desde la carretera, nada parece anunciar que en este terreno de pinares y granito vaya a aparecer ante nuestros ojos un pequeño y bucólico lago con el agua embalsada del río, agua recogida, quieta agua en calma.

Siguiendo un camino de tierra que nos conduce hasta el área recreativa, llegaremos hasta unas casas abandonadas y un pequeño aparcamiento improvisado junto al estribo de la presa de hormigón. La orilla del embalse nos ofrece una senda sencilla, con unas cómodas pasarelas de madera, perfectamente integradas en un entorno de amable belleza.



Dicen que el agua es vida y este itinerario lo confirma. Si el trino de los pájaros es el mejor regalo para nuestros oídos, también lo puede ser para nuestra vista si prestamos atención al sinfín de aves migratorias y autóctonas que se acercan a este oasis de agua y entre las que merece una especial mención la cigüeña negra, especie protegida y visitante estacional fija de este territorio.

Al cabo de una buena hora, recorridas las orillas del embalse, en donde si hemos caminado en animada conversación, no habremos quizás prestado atención al martín pescador encaramado en una rama, al cormorán que bucea persiguiendo a los peces y a la nutria que sestea en un ribazo, podemos completar el paseo acercándonos hasta un arroyo saltarín y afluente del Becedas, el arroyo de La Mujer, a una distancia de apenas kilómetro y medio… quizás otra hora de tranquilo andar entre los pinos.

Río Becedas, aguas abajo de la presa. Garza real en el río. Arriba, dcha, lavandera cascadeña.

Para ello, descenderemos a cruzar el río por un puente que se encuentra al pie de la presa. Tanto el descenso como el siguiente ascenso por la otra ladera son suaves, entre pinos y enebros. Sin pérdida posible, seguimos el camino al que el terreno alomado obliga a un continuo subir y bajar, en una sucesión de pequeños rincones rebosantes de belleza.

Finalmente, el camino desciende hasta el arroyo, cristalino y diáfano, en cuya orilla se encuentra un refugio de pescadores, una casita de piedra en buen estado, con su chimenea y su banco para sentarnos. Para el senderista silencioso y madrugador no será raro descubrir quién sabe qué especies forestales que pueden cruzarse en nuestro camino, quizás corzos, ardillas, o en diferentes tramos del arroyo, galápagos, buscando los rayos del sol, ranas, o incluso un tejón.

Hora de comer, alternativa, ya de regreso, a hacerlo en el área recreativa, y de dormir una siesta en la pradera al borde del arroyo o, perdida la mirada en el cielo, de descubrir a esos buitres y águilas, amantes de las alturas, que pasan fugazmente sobre los relieves de Matavieja.

Refugio de pescadores y arroyo de La Mujer. Abajo, izq. huellas de tejón en la orilla.

Quizás nos apetezca acercarnos hasta la cumbre próxima de La LLanada (1.205m), el punto más alto del término de Hoyo, desde el cual se disfruta de inmejorables vistas, entre pinos piñoneros y negrales, enebros, tomillos, romeros, cantuesos y, en primavera, margaritas, peonías, flor de lagarto o varitas de San José, que salpican el verde propio de esta estación con los colores más vivos de la paleta. 

Tanto desde esta pequeña cumbre, como desde el arroyo, completaremos una jornada de agradable armonía en la naturaleza regresando sin ninguna dificultad hasta el área recreativa.

Desde el área recreativa hasta el refugio de pescadores, la excursión tiene una longitud máxima de dos km. En torno al embalse, la senda no tiene más de otros dos km y el camino a la cumbre "La LLanada" supone un km y medio de ida y otro tanto para volver al área recreativa.

lunes, 17 de abril de 2017

Introducción a la Identificación de las Aves Limícolas





Las aves limícolas frecuentan los entornos acuáticos, marinos y continentales, en donde pasan más inadvertidas que otros grupos de aves más vistosos y populares: patos, golondrinas de mar, zancudas o rapaces… Aun así, no son difíciles de observar en cualquier orilla, playa o isleta, en grupos pequeños o numerosos, frecuentemente compuestos por más de una especie de aves.





Grupo de agujas colinegras




Si para el común de los turistas que, provistos de un par de prismáticos se introduce en la práctica de la ornitología en cualquier reserva lacustre, ya es un logro identificar las distintas especies de anátidas, el problema se acrecienta cuando las aves que se ven pertenecen a este otro grupo de los limícolas… y sin embargo, a quién no le pica la curiosidad de saber el nombre de aquella especie que se pasea, nerviosamente, picoteando el barro de una laguna o la arena de una playa, o que reposa al borde del agua…?

En España, el número de especies de aves limícolas no es pequeño. De algo más de doscientas especies descritas a nivel mundial, contamos, de manera habitual, con entre treinta y cuarenta. 


Comparativa entre el zarapito trinador (izq) y el real (dcha)

Esta cifra es muy imprecisa, porque además de las especies residentes o que se reproducen en nuestra geografía, incluye a las especies migrantes que solo nos visitan de manera habitual o más o menos esporádica en el invierno o en los pasos migratorios, pero además, a las denominadas “rarezas”, o aves que llegan hasta la península en situaciones excepcionales.

Treinta y pico especies de aves, a priori bastante parecidas, ya son de por sí un número elevado para aprender a diferenciarlas… En primer lugar, podemos descontar a siete especies de aves que siendo limícolas, se diferencian francamente del resto, bien por su descripción o por el hábitat que ocupan. Quién no sabe acaso distinguir a las comunes cigüeñuelas y las numerosas avefrías que ocupan los campos invernales, las vistosas avocetas o las menos frecuentes canasteras. Igualmente fáciles de identificar son el alcaraván con sus grandes ojos amarillos y el llamativo ostrero con su pico rojo rubí. Finalmente, la becada o chocha perdiz, con ser un ave limícola, es habitante de los bosques. 

A pesar de todo, sigue quedando la nada desdeñable cifra de veinticinco especies de aves, así que… en algo hay que fijarse para descartar a unas, atribuir a otras… y tratar de llegar, al menos al grupo al que pertenezcan y si es posible a la especie. Dicho sea de paso, en muchas de ellas, los machos no son iguales que las hembras, ni los jóvenes son iguales que los adultos, ni el aspecto invernal es igual que el reproductivo. De esto último, quizás el caso más singular es el del combatiente.

La mayor parte de las aves limícolas se observan durante su estancia invernal o en los pasos migratorios, siendo escasas tanto las especies como el número de aves que se reproducen en nuestro territorio. Sin embargo lo dilatado de los pasos pre-nupciales y post-nupciales hace que la variedad de especies que se puede observar en los meses de primavera y verano no permita identificar a las especies por su condición de reproductor. 

Cuando observamos a un ave limícola, para su identificación debemos fijarnos de manera general en tres aspectos que diría que siguen el orden siguiente:    

- Primero en su tamaño general, bien sean aves grandes, medianas o pequeñas.
       
Grupo de vuelvepiedras

- Lo segundo en el pico… su tamaño respecto al cuerpo, su forma, curva o recta y su color.

- Lo tercero en las patas y algunos aspectos del plumaje.


LIMÍCOLAS GRANDES


En cuanto al tamaño, pronto aprenderemos a diferenciar lo que es un limícola grande de otro mediano y este de uno pequeño. Cinco especies de limícolas son francamente grandes. Los dos zarapitos: el trinador y el real, que tienen además un pico curvo que los hace inconfundibles. El zarapito real es realmente grande, pero su pico ya es superlativo… Quevedo diría que es un ave a un pico pegada. 

Las dos agujas: la colipinta y la colinegra son también aves grandes, con un pico largo, recto y fino, de ahí su nombre y que se diferencian la una de la otra, como también indica su nombre, por el color de su cola.

Finalmente, el combatiente es igualmente un ave limícola grande, pero de pico recto y más corto. En plumaje nupcial en el verano, sería totalmente inconfundible, además de espectacular… por desgracia esa época la pasan lejos de nosotros en el norte de Europa.


Aguja colipinta


Combatiente, macho y hembra a izq y dcha.

LIMÍCOLAS MEDIANAS

Vienen después las aves limícolas medianas. Siguen quedando veintitrés especies de las que siete pertenecen a este grupo. Cuando decimos medianas pensamos en el tamaño de un mirlo…, subido a unos zancos. Si nos fijamos no solo en el pico, sino en el aspecto general, podemos de entrada distinguir a la agachadiza común, una especie frecuente y gregaria, inconfundible porque sus patas cortas la hacen parecer que no está erguida… Tiene un pico largo y recto y un plumaje listado. 


Grupo de agachadizas comunes


Pico igualmente largo y recto es el que presentan los tres archibebes: el común, el claro y el oscuro. El archibebe común es una especie frecuente y que se reproduce en nuestros humedales. Las tres son especies de aves estilizadas y elegantes y esta especie se distingue fácilmente en época reproductora porque sus patas y parte de su pico adquieren un intenso color anaranjado. Las otras dos especies presentan las patas y el pico oscuro y se distinguen por su plumaje, oscuro o claro, como su nombre indica.

Finalmente, limícolas medianas son los chorlitos: el gris, el dorado y el carambolo, que en este caso, poseen un pico francamente corto, por lo tanto distinto al de las especies anteriores. Estas tres especies se pueden observar en época invernal y aunque el carambolo se reproduce en nuestro territorio, lo hace en áreas de la montaña pirenaica.



Archibebe común


LIMÍCOLAS PEQUEÑAS 

Quince especies completan finalmente el plantel de las aves limícolas pequeñas. En este caso se trata de aves de un tamaño parecido al de un gorrión o algo mayor. Una vez identificadas por su tamaño, en estas especies debemos igualmente fijarnos en el tamaño de su pico.

Aves limícolas pequeñas y con el pico corto son siete especies, las cuales incluyen a los tres andarríos: el grande, el chico y el bastardo. Los dos primeros viven en ambientes fluviales, por lo que no pueden confundirse con otras especies lacustres. 

Andarríos chico




Chorlitejo grande (izq) y patinegro (dcha)



Otras tres especies son los chorlitejos: el grande, el chico y el patinegro. Estas son pequeñas y llamativas aves con un característico collar negro. Lo mismo que el vuelvepiedras, con una coloración negra más acusada en el pecho.


Con el pico largo hay otras ocho especies de aves limícolas pequeñas. La agachadiza chica es similar a la agachadiza común pero más pequeña. Es un ave muy escasa, recatada y difícil de observar. 

Por otro lado se encuentra el conjunto de los correlimos. Al menos cinco especies más o menos comunes entre las que se encuentran el correlimos común, el tridáctilo, el zarapitín, el menudo y el de temminck y más raramente el oscuro y el gordo

Son aves gregarias, que se observan en grupo. Unas y otras se diferencian por su plumaje.

Vuelvepiedras



Los más habituales de observar son el común, más oscuro que el tridáctilo, cuyos veloces desplazamientos por la orilla del mar, siguiendo los vaivenes de las olas lo hacen inconfundible, el zarapitín, cuyo pico largo y ligeramente curvado asemeja lejanamente al de sus parientes los zarapitos y el menudo, más pequeño que los anteriores.

Correlimos tridáctilo (izq) y menudo (dcha)

Grupo de zarapitines

Aprovecho para agradecer a Alfonso Rodrigo del blog El Pernil (Birding Zamora) por su ayuda en la identificación o confirmación de algunas especies de las fotografías.

sábado, 1 de abril de 2017

Monthly geological pics


APRIL 17 -   El volcán de Ossau (Pirineo central)

Posiblemente, el pico del Midi de Ossau, junto con su vecino Anayet, es una de las siluetas más reconocibles de los Pirineos, y se identifica fácilmente desde un avión comercial.

Caminando a la orilla del lago de Bious-Artigues en Los Pirineos franceses, nos puede sorprender que las rocas que pisamos no se parecen a otras que hemos visto a Este u Oeste de la cordillera pirenaica. Se trata de antiguas lavas consolidadas, salidas del volcán de Ossau.

En Ossau, se puede admirar la montaña, al tiempo que se pueden buscar los indicios que permiten contar la historia geológica de este antiguo volcán explosivo: caldera, domos, coladas de lava, nubes ardientes y cenizas…

La cumbre del Midi de Ossau, el Gran Pic (2.884 msnm) y a su lado el Petit Pic (2.804 msnm), 
son el resultado del cabalgamiento pirenaico de una parte de la estructura sobre la otra.


A principios de la era secundaria, hace 280 millones de años, y por tanto con mucha anterioridad a la formación de los Pirineos, durante el periodo hercínico, entre las placas europea e ibérica que se aproximaban, existía un borde de subducción. Es en este marco tectónico en el que se produjo el ascenso de magmas, venidos de la profundidad de la corteza y favorecido por la apertura momentánea de fallas antiguas, con ocasión de una extensión litosférica.

Los relieves de Anayet y Ossau, aunque distintos, son el resultado de este proceso, y mientras el primero es un pitón volcánico, el segundo es parte de una gigantesca caldera. En realidad, el pico del Midi de Ossau, es la lava solidificada, andesitas y riolitas, en el interior de la chimenea del viejo volcán ya desaparecido. Una vez erosionada la montaña que componía el volcán, ha quedado a la vista el contenido de la chimenea.  

Subiendo hasta los lagos de Ayous, podemos ver las mismas coladas cinceladas y fresadas por la acción de los glaciares, hace solamente 100.000 años. 




Al final de la era primaria, hace unos 280 millones de años, mientras la cadena herciniana se erosionaba activamente, los últimos sobresaltos de su lenta formación generaba fisuras norte-sur.

A favor de una de estas fisuras, magmas fundidos procedentes de la parte profunda de la corteza terrestre (50 km), ascendieron y se derramaron en superficie, dando lugar a coladas de lava, de las que podemos encontrar ejemplos junto a los lagos de Ayous.


La cámara magmática se vació poco a poco, en el curso de erupciones sucesivas.



Al cabo del tiempo,  el volcanismo tomó una mayor amplitud y, en el curso de una erupción más violenta que las precedentes, la parte superior del cono volcánico se hundió, rellenando así el vacío dejado en la cámara magmática. La depresión circular así formada se llama caldera por su parecido a un gran calderón. 


Al cabo de más tiempo, la chimenea volcánica migró y dió origen a otros volcanes satelitales  (2) de menor amplitud. La erosión desmanteló las lavas exteriores de la caldera, no quedando más que el anillo dacítico-riolítico (1 & 3), así como las coladas interiores. 
En la era terciaria, durante la orogénesis pirenaica, el anillo fue deformado al punto de que una parte de la estructura (1) vino a cabalgar  sobre la otra (2) conduciendo a la formación de la aguja del pico tal como la conocemos actualmente.




Figuras modificadas de: 
http://pedagogie.ac-toulouse.fr/eco-chelan/geologers/histpyrc.htm
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...