La Culebra…, una sierra remota y aislada, inaccesible hasta hace bien poco y que por otro lado, no dispone de un paisaje especialmente monumental… como tampoco lo es su arquitectura, pero que precisamente por ser un lugar que podemos calificar de perdido, abandonado o despoblado, ha sido elegido por la más fascinante de nuestras especies animales, para establecer, posiblemente sus mejores poblaciones a nivel mundial.
El lobo…, el lobo ibérico. En un sorprendente paralelismo con esos ahora famosos lobos de Chernóbil, este ser mítico y fantasmal solo necesita de la tranquilidad de la sierra recóndita, para escondido en sus pinares de repoblación, o campando entre sus brezales, en la penumbra del amanecer o del atardecer, desarrollar su compleja y civilizada vida social y cazar los ciervos con los que alimenta a sus manadas.
El lobo atrae a una nueva suerte de moradores a la sierra. La recorre en efecto ahora una moderna población, habitantes o visitantes, capaz de gozar de la atmósfera indómita de miles de hectáreas casi inhabitadas, a la que estremece la idea de compartir este espacio con un ser tan fascinante y quienes, ingenuos, no entienden que otros hombres esperen como ellos al lobo no para observarlo con sus telescopios, sino para descerrajarle un tiro mientras come confiado un cebo de trampa y de engaño.
Ingleses, franceses, alemanes, americanos, japoneses, por supuesto españoles y gentes de otra infinidad de países acuden a La Culebra, se gastan enormes sumas de dinero que repercuten en un nuevo dinamismo turístico y madrugan, pasan frío y solo ocasionalmente tienen la suerte de cumplir su sueño, a veces fugazmente de avistar a los siempre discretos lobos.
Se podrá criticar que estos lobos viven en cautividad, pero este es un punto de vista que sigue juicios animalistas y no conservacionistas. En contrapartida, la labor de educación, de desmitificación y de promoción bien valen esta instalación.
Pero si esta es la de cal, no falta la de arena. La Sierra de La Culebra, a pesar de lo ya expuesto no es en rigor un área protegida. No es un Parque Natural, sino una Reserva Regional de Caza en la que entre otras especies, se caza al propio lobo.
Y no es ya que no exista ninguna infraestructura para facilitar la observación a los miles de aficionados que aquí acuden cada año…, es que las manadas se desconfiguran con la muerte de los ejemplares más grandes y hermosos, los “alpha”, los líderes de los clanes y por desgracia los más codiciados por los cazadores, haciendo muy difícil la observación de cualquier otro ejemplar durante días o semanas después de una cacería.
Y sin embargo … ¿cómo pueden opuestamente ser víctimas de la codicia y la falta de humanidad de otros…? ¿Cómo puede el poder político, populista, oportunista y sordo al progreso humano proponer extender su área de caza al sur del Duero, en donde actualmente es especie protegida? ¿O prometer algo tan salvaje, inculto y además falaz como que si ganan tales o cuales elecciones declararán algún territorio “libre de lobos”? Deprimente, pero es la cruda realidad, no sólo en La Culebra sino en tantos otros lugares de España y de todo el mundo en dónde la atávica persecución del lobo continúa, legal o ilegalmente.
Como se viene hace tiempo reivindicando, pero con particular notoriedad estos días, el lobo debería dejar de ser especie cinegética, compensando los intereses económicos afectados por su presencia, con rapidez y generosidad, pero sobre todo con rigor, porque se han conocido casos de fraude en las reclamaciones de daños por ataques de lobo al ganado. Se le debería además exigir a los ganaderos que pongan los medios para proteger a sus rebaños en vez de reclamar el exterminio de los lobos..., de los lobos de todos.
¿Si se debería proteger al lobo de manera general, como no debe de hacerse con mayor razón en La Culebra, al tiempo que se promociona y gestiona una mayor, mejor y beneficiosa afluencia de visitantes? Hay estudios muy serios que reflejan la inmensa desigualdad entre el beneficio de la actividad turística en torno al lobo y su caza. Aunque solo fuera por eso…
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