viernes, 5 de junio de 2015

Modos de vida / Ways of living

Mi victoria fue salir vivo de Belchite
Joaquín Moreno Miranda, el último superviviente de Belchite… http://www.elmundo.es/cronica/2014/03/30/5336b1beca47418d308b456d.html









Agosto de 1937… hace ya casi ochenta años… Bastaron catorce días del calurosísimo verano aragonés para reducir Belchite, entonces una próspera localidad agrícola a un fantasmal montón de escombros y cadáveres…


Y necesité varios viajes a Barcelona para encontrar el momento de desviarme a visitar un emblema, un monumento a la sinrazón y una evidencia de la barbarie que desde mis tiempos escolares había querido conocer… 


He recorrido pueblos abandonados, fábricas y minas que ya no se explotan, he estado en las viejas salitreras de Iquique, en cementerios de coches y de aviones… y caminar entre las ruinas de Belchite sobrecoge de manera distinta, como solamente había sentido en el “reconstruido” pueblo de Ribadelago viejo… 



Bajo el calor sofocante de aquel verano del 37, el ejército popular de la II República Española lanzó una ofensiva en el sector de Zaragoza con el fin de conseguir lo que no se había conseguido en Brunete: detener el avance nacional en el norte. Pero un foco de resistencia en Belchite, pequeña localidad fortificada en donde se habían dispuesto unos 5000 soldados nacionales bien pertrechados detuvieron las operaciones del ejército popular.
Los combates comenzaron los días 24 y 25 de agosto con las maniobras para cercar la población. A los defensores se les cortó el agua y pronto, entre los intensos combates, faltó también la comida. Los atacantes, con ayuda de las brigadas internacionales fueron acosando la ciudad hasta que comenzó la lucha calle por calle, casa por casa.
Los días 3 y 4 de septiembre tuvieron lugar los últimos combates en Belchite y el día 6, los últimos defensores intentaron huir; ochenta de ellos llegaron a la ciudad de Zaragoza aunque su comandante que era alcalde de Belchite murió en los combates. El pueblo de Belchite quedó totalmente destruido.





La resistencia de Belchite y sobre todo el empecinamiento de los republicanos en tomarla fue uno de los factores para que la ofensiva principal sobre Zaragoza fracasase…, o acaso fue precisamente este fracaso lo que hizo que el Ejército Popular tornara sus ojos sobre Belchite, como una operación propagandística que sirviese para camuflar el fiasco. De cualquier manera lo cierto es que en Belchite la batalla tuvo una crueldad extrema y miles de atacantes y defensores se batieron calle por calle y casa por casa en mitad de un calor infernal y con centenares de cadáveres pudriéndose en las calles.


Un malestar que Belchite viejo transmite a quien lo recorre, con sus ruinas desgarradas, arrancadas, descuartizadas, despedazadas…, distintas a las de un pueblo que se cae de abandono y cuyas formas, en vez de a jirones son redondeadas, como lamidas por el paso de los años, por la erosión del agua, del viento y de la pena.

Bien fuera porque el más que lamentable estado en el que quedó lo hacía aconsejable, bien como dijo la propaganda oficial para dejar constancia de la "barbarie roja", el caso es que Belchite no fue reconstruido tras la guerra, sino que se levantó de la nada un nuevo pueblo justo al lado de las ruinas que pasaron a llamarse Belchite viejo...

Belchite no lo dejan ya visitar “de por libre”… dicen que por razones de seguridad y aunque seguro que se aprenden más cosas con un buen guía, es un lugar para recorrer a solas, para reflexionar a solas y para redimir a solas, sin más compañía que las propias percepciones y la propia conciencia… yo tengo que admitir que lo recorrí a solas, de por libre…

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