jueves, 29 de septiembre de 2016

The landscape collector

SEPTEMBER 16



PARÁBOLA...      Decía el poeta:

                      “Érase de un marinero                         Estaba el jardín en flor
                      que hizo un jardín junto al mar            
y el marinero se fue
                      y se metió a jardinero.                         
por esos mares de Dios”.


Él tenía ojos de marinero, pero mirada de poeta. Construyó, con paciencia, con abnegación, su jardín de vida, casi un jardín secreto, pues este era un jardín sin puerta definida, sin cancela de acceso.  

Él fue el creador de un universo de profunda hondura, pero dio una lección de humildad, de sencillez y de esencial ornamento.

Él fue marinero ante todo, ¿pero acaso en su corazón no habitaba el jardinero que nos enseñó, entre tantas cosas, que hay que «leer en las olas de la mar para después poder leer los surcos de la vida»?



Pero el marinero se fue… y dejó el jardín para que quedara en la tierra algo que lo hiciera recordar y para que hubiera que cuidarlo…, para que continuara su labor quien como él, estuviera de paso…, quizás otro marinero.




El marinero se fue, sí, volvió a surcar el mar; volvió a ese símbolo abierto de lo absoluto y de lo ilimitado… 

y nosotros seguiremos visitando ese jardín, y arrancaremos las malas hierbas que agotan su tierra, y cortaremos las flores marchitas para que florezcan otras nuevas…  

¡Cuánto sugieren tan pocos versos!
(A. Machado - Parábolas)

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