sábado, 29 de agosto de 2015

El Tiempo Geológico


He estado recientemente buscando a la bella mariposa Graellsia Isabellae en los altos del Parque Nacional del Guadarrama… Una mariposa nocturna que vive unos pocos días…, los justas para procrear y asegurar que ella y su descendencia  en sucesivos años sigan embelleciendo, fugazmente, su mundo… o el nuestro.

Un mundo que en su caso dura solo unos pocos días… un mundo por tanto estático, en el que nada cambia, nada pasa, todo es igual, siempre es de noche… o siempre es verano, o siempre hay estrellas…



Nuestra vida dura, digamos, ojalá, ochenta años. En ese tiempo sí pasan cosas, días y noches, estaciones e incluso algunos fenómenos geológicos, pero nada radical. El Guadarrama estaba ahí cuando nací y ahí seguirá cuando me muera. Los Himalayas siguen su ascenso y el estrecho de Gibraltar se va cerrando, pero mira que he ido veces a Tarifa y no noto la diferencia… En cambio, las bases topográficas que utilizamos en un túnel en construcción en Nepal se han desplazado hasta dos metros después del terremoto de abril… ahí es nada.

Macizo del Everest, desde el aire..., Lhotse, Cho-Oyu, Makalu...

El tiempo físico que corresponde al tiempo geológico se desarrolla con una lentitud en la que a diferencia no ya del tiempo histórico, sino del tiempo personal, en vez de ser importantes los segundos, minutos o días, son importantes los años, los siglos y los milenios.

La edad de La Tierra resumida en 24 horas

La geología, en la medida en que es una ciencia histórica, tiene en el «tiempo» uno de sus conceptos básicos. Su presencia se halla, más o menos explícita, en el tratamiento de todos los procesos geológicos y podría decirse que tener unas nociones básicas de esta ciencia exige haber construido el concepto de Tiempo Geológico.

Por lo tanto, la importancia que, desde la lógica interna de la ciencia de la geología, tiene el tema del Tiempo Geológico, junto con la difícil conceptualización que presenta, justifican su interés didáctico  Sin embargo, el tratamiento didáctico del tiempo geológico se limita con frecuencia a abordar la dificultad, por otro lado evidente, que ofrece la representación mental de tiempos tan inimaginablemente grandes.

En efecto, las dificultades de magnitud obstaculizan o impiden la construcción del concepto de Tiempo Geológico, sobre todo:
La «barrera imaginativa» o dificultad de representar mentalmente cifras de tan enorme magnitud como las implicadas en el Tiempo Geológico y,
La lentitud, considerada desde la escala temporal humana, con que ocurren la mayor parte de los procesos geológicos.

Otras dificultades añadidas tienen que ver con las enormes escalas espaciales y no sólo temporales implicadas en muchos de los procesos geológicos, la inaccesibilidad a la que dichos procesos ocurren, la lejanía temporal entre causa y efecto y su singularidad e imposibilidad de reproducirlos en el laboratorio.
 El estrecho de Gibraltar visto desde España

El Tiempo Geológico no es más que una porción del tiempo físico, los últimos 4.550 millones de años, careciendo de sentido hablar del primero como si se tratase de un concepto cualitativamente diferente del segundo.

El valle glaciar de Ordesa, en los Pirineos

La construcción del concepto de Tiempo Geológico, para entender la magnitud de las cifras implicadas, requiere en primer lugar asociarle un concepto de cambio. Si la Tierra está en permanente cambio, cada período geológico es susceptible de ser caracterizado, diferenciándolo de los anteriores y posteriores. 

Además, para poder reconstruir el pasado de la Tierra, no sólo es necesario que hayan ocurrido cambios sino que resulta imprescindible que la dinámica terrestre haya dejado algún tipo de restos o evidencias de esos cambios.

En este sentido, hasta entrado el siglo XIX, la posición teleológica y antropocéntrica de la Tierra, considerada como la morada de la humanidad, dejaba sin sentido la existencia de una Tierra sin hombres que la poblasen. La concepción de una Tierra sin hombres supuso un cambio muy importante que no resultó fácil de realizar.  Ante la ausencia en la naturaleza de elementos que permitieran inferir la antigüedad de la Tierra, sólo restaba interpretar los documentos históricos y la Biblia no sólo era considerada como un texto sagrado para la doctrina cristiana, sino que se aceptaba generalmente como el documento histórico más fiable para los períodos más antiguos. 

Recurrir al Génesis era tanto más necesario cuanto que se carecía de alternativa. No es de extrañar así  la datación del arzobispo James Ussher, que situaba la creación del mundo a las 9 horas del 23 de octubre del año 4004 aC.

En el siglo XIX Buffon calcula el tiempo necesario para la consolidación del Planeta en 117.000 años, mientras que la duración total para tener la temperatura actual sería de tres millones de años… Estas cifras pueden parecernos ridículas en la actualidad, pero en su momento significaron una apuesta arriesgada que rompía la barrera establecida por la cronología bíblica, aún dominante y, sobre todo, implicaban que la edad de la Tierra podía ser calculada científicamente.

En la segunda mitad del siglo XIX se suceden diversas propuestas que tienen como objetivo poner cifras a la edad de la Tierra. Una de ellas se debe a Darwin, quien atribuyó al sureste de Inglaterra la edad de 300 millones de años que fue tomada por otros autores como la «nueva referencia» sobre la edad de la Tierra.

Pero la datación más influyente de las realizadas en la segunda mitad del siglo XIX se debe a Lord Kelvin, quien partió de la hipótesis de una Tierra formada por el choque de meteoritos que, como consecuencia de esos impactos, debería haberse encontrado fundida en su totalidad. Desde ese momento y hasta la actualidad, el Planeta habría ido perdiendo continuamente calor.  En 1868, tras algunas propuestas menos precisas, estableció para la Tierra una edad aproximada de 100 millones de años. Esta cifra permaneció como referencia obligada durante el resto del siglo.


Cascada de Sorrosal, Huesca


No nos vamos a extender más aquí en la evolución posterior de las ciencias de la tierra, sin embargo actualmente la edad considerada para la tierra es de algo más de 4500 millones de años. Esa sería a día de hoy la duración del Tiempo Geológico de nuestro planeta.

Mañana, el tiempo geológico puede referirse a la geo-planetología y extenderse en quien sabe cuántos miles de millones de años.

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