La profusión de grupos y de especies de reptiles en España nos hace dividir esta guía introductoria en tres…:
Por un lado, en un primer post hemos tratado de aquellos animales que se llaman QUELONIOS, o testudos, esto es, que tienen un caparazón que les protege el cuerpo…, las tortugas, para entendernos.
http://geopiedra.blogspot.com.es/2016/11/pequena-y-breve-introduccion-los.html
Por otro lado en un segundo y tercer post, tratamos de los reptiles con escamas… El sentido común hace que los dividamos por un lado en lagartos, lagartijas y aquellos que se les parecen, y por el otro en serpientes, esto es: saurios u ofidios.
En este segundo post vamos con estos últimos.
Arriba: La culebra bastarda es nuestro mayor ofidio.
Izquierda: Muda de culebra en torno a un tronco de encina...
Izquierda: Muda de culebra en torno a un tronco de encina...
Dentro del grupo de los ofidios o serpientes tenemos a las culebras, con diez especies, todas de una misma familia, y a las víboras, con tres especies de otra única familia.
Víbora hocicuda... el nombre es poco imaginativo y alude a la forma de su hocico.
En España, hasta no hace más de unos pocos años, y digo pocos… menos de diez, o sea “nada” en términos naturales, solamente hubo serpientes en la península. En Baleares nunca hubo serpientes y los propios romanos y fenicios no las encontraron. Ahora hay varias especies peninsulares que ya no habrá forma humana de erradicar: culebras de herradura, de escalera, de agua, de esculapio, bastardas... Han entrado escondidas entre las raíces de olivos y otras plantas destinados a la jardinería, y están poniendo en peligro la biodiversidad propia de las islas: aves, lagartijas, anfibios… en Menorca, en Ibiza y en Mallorca.
La culebra de escalera es todo un representante de nuestra fauna mediterránea...
Trece especies es un mal número, así que como en Canarias no querían ser menos, también “importaron”, -fue por pura negligencia-, una decimocuarta serpiente, la “catorceava” especie, la culebra real de California… y esto les da ahora muchos problemas y se come su buen presupuesto para tratar de erradicarlas. En este caso, se trata de una especie ajena a la fauna española.
Y no es la única… Cuantas veces no habremos oído hablar de boas, pitones y otras maravillas de la naturaleza que lo son en su medio, pero no lo son en absoluto en las cloacas de una gran ciudad o en cualquiera sabe dónde hayan podido acabar, escapadas o liberadas irresponsablemente, después de que un dueño imprudente se canse de tenerlas o se asuste de lo que crecen… de momento no se han asentado en ningún sitio, pero tiempo al tiempo.
De hecho, de cinco grupos principales de reptiles en el mundo, en España faltan dos: cocodrilos e iguanas… Por ahora estos animales solo conviven con nosotros de manera anecdótica y desde luego no natural… pero quien sabe lo que pase en el futuro, en un mundo en el que el trasiego de ciertas especies es cada vez más problemático, reduciendo la diversidad en favor de las especies más resistentes, más opresoras, o simplemente más estéticas o… “humanófilas”.
Volviendo a nuestras serpientes, empecemos por las culebras; Las culebras ibéricas, de entrada son inofensivas. Primero de todo, son animales huidizos que tienen más de temer de nosotros, que nosotros de ellos. En segundo lugar y aunque se sientan acosadas, difícilmente nos morderán y la mordedura de una culebra es, en general, poco menos que la de un gato, al que por lo general, no le tenemos ninguna aprensión. En tercer lugar, aunque hay dos especies que poseen veneno: la culebra bastarda y la de cogulla, este lo inyectan mediante dientes que dada su posición, difícilmente puede alcanzarnos en caso de ser mordidos. La culebra de cogulla con menor razón porque es además una serpiente pequeña.
La culebra bastarda, en cambio es una serpiente potencialmente grande, la más grande de España, con ejemplares de hasta dos metros de longitud. Otras culebras grandes son la de escalera, la de herradura o la verdiamarilla.
El resto de culebras son más pequeñas, la mencionada de cogulla, las culebras lisas, las de agua y la de esculapio.
Por otro lado, las culebras son beneficiosas porque comen sobre todo roedores, aunque también cualquier otro pequeño vertebrado: conejos, pajarillos, peces, ranas y lagartijas. Esto va poco a poco calando en una sociedad cada vez más formada e informada, aunque aún es lamentable ver con frecuencia culebras atropelladas, a mala idea, o matadas a palazos por gente recalcitrante y atávicamente enemistada con la “bicha”.
· Las culebras son largas y estrechas, mientras las víboras son cortas y macizas.
· La cabeza redondeada de las culebras apenas se distingue del resto del cuerpo, mientras que la de las víboras, en forma de flecha o de corazón, permite distinguir donde termina la cabeza y empieza el cuerpo.
· Los ojos de las culebras presentan una pupila redonda, mientras que en las víboras, la pupila es alargada y vertical, como la de un gato.
· Finalmente, las escamas de la cabeza de una culebra son grandes en comparación con las del cuerpo que son pequeñas, mientras que en las víboras, tanto las escamas del cuerpo como de la cabeza son pequeñas, exceptuando dos grandes placas sobre los ojos...
La culebra de escalera es todo un representante de nuestra fauna mediterránea...
Trece especies es un mal número, así que como en Canarias no querían ser menos, también “importaron”, -fue por pura negligencia-, una decimocuarta serpiente, la “catorceava” especie, la culebra real de California… y esto les da ahora muchos problemas y se come su buen presupuesto para tratar de erradicarlas. En este caso, se trata de una especie ajena a la fauna española.
Y no es la única… Cuantas veces no habremos oído hablar de boas, pitones y otras maravillas de la naturaleza que lo son en su medio, pero no lo son en absoluto en las cloacas de una gran ciudad o en cualquiera sabe dónde hayan podido acabar, escapadas o liberadas irresponsablemente, después de que un dueño imprudente se canse de tenerlas o se asuste de lo que crecen… de momento no se han asentado en ningún sitio, pero tiempo al tiempo.
La víbora europea (Berus) y la Aspid son las otras dos especies que se encuentran en España.
De hecho, de cinco grupos principales de reptiles en el mundo, en España faltan dos: cocodrilos e iguanas… Por ahora estos animales solo conviven con nosotros de manera anecdótica y desde luego no natural… pero quien sabe lo que pase en el futuro, en un mundo en el que el trasiego de ciertas especies es cada vez más problemático, reduciendo la diversidad en favor de las especies más resistentes, más opresoras, o simplemente más estéticas o… “humanófilas”.
Culebra lisa europea, un simpático habitante de nuestra naturaleza.
Volviendo a nuestras serpientes, empecemos por las culebras; Las culebras ibéricas, de entrada son inofensivas. Primero de todo, son animales huidizos que tienen más de temer de nosotros, que nosotros de ellos. En segundo lugar y aunque se sientan acosadas, difícilmente nos morderán y la mordedura de una culebra es, en general, poco menos que la de un gato, al que por lo general, no le tenemos ninguna aprensión. En tercer lugar, aunque hay dos especies que poseen veneno: la culebra bastarda y la de cogulla, este lo inyectan mediante dientes que dada su posición, difícilmente puede alcanzarnos en caso de ser mordidos. La culebra de cogulla con menor razón porque es además una serpiente pequeña.
La culebra bastarda, en cambio es una serpiente potencialmente grande, la más grande de España, con ejemplares de hasta dos metros de longitud. Otras culebras grandes son la de escalera, la de herradura o la verdiamarilla.
El resto de culebras son más pequeñas, la mencionada de cogulla, las culebras lisas, las de agua y la de esculapio.
Por otro lado, las culebras son beneficiosas porque comen sobre todo roedores, aunque también cualquier otro pequeño vertebrado: conejos, pajarillos, peces, ranas y lagartijas. Esto va poco a poco calando en una sociedad cada vez más formada e informada, aunque aún es lamentable ver con frecuencia culebras atropelladas, a mala idea, o matadas a palazos por gente recalcitrante y atávicamente enemistada con la “bicha”.
Es por desgracia frecuente encontrar serpientes muertas por el hombre, como esta joven Escalera atropellada (Izq) o este Aspid apaleado (dcha).
Decíamos que hay especies de culebras de distintos tamaños, también de distintos coloridos y dibujos. Distinguirlas es solo cuestión de atención, de fijarse y de contar con la información adecuada. Todas ellas poseen rasgos que las distinguen de sus parientes las víboras. Esto es quizás lo que más pueda interesar:
· Las culebras son largas y estrechas, mientras las víboras son cortas y macizas.
· La cabeza redondeada de las culebras apenas se distingue del resto del cuerpo, mientras que la de las víboras, en forma de flecha o de corazón, permite distinguir donde termina la cabeza y empieza el cuerpo.
· Los ojos de las culebras presentan una pupila redonda, mientras que en las víboras, la pupila es alargada y vertical, como la de un gato.
· Finalmente, las escamas de la cabeza de una culebra son grandes en comparación con las del cuerpo que son pequeñas, mientras que en las víboras, tanto las escamas del cuerpo como de la cabeza son pequeñas, exceptuando dos grandes placas sobre los ojos...
Las culebras son buenas nadadoras y como esta escalera, no dudan en cruzar charcas o arroyos.
En cuanto a las víboras, -volvemos sobre la peligrosidad-, son también animales no agresivos y beneficiosos, y por lo tanto poco peligrosos, pero en este caso su veneno, sin ser tan virulento como el de otras serpientes del mundo, sí puede causar mordeduras graves o incluso fatales. La gravedad de la mordedura de una víbora depende de muchos factores: la especie, la edad de la serpiente y/o de la víctima, patologías de esta última, lugar de la mordedura, o incluso si la serpiente había mordido recientemente a alguna presa. Lo cierto es que las muertes por mordedura de víbora en España son de solamente entre tres y ocho al año, aunque los casos han podido aumentar en la medida del incremento de las actividades en la naturaleza.
En caso de encontrar una víbora cuando caminamos por el campo, lo mejor es simplemente ignorarla, o contemplarla a cierta distancia, y dejarla tranquila, en su hábitat.
Para distinguir a unas víboras de otras, lo primero que debemos tener en cuenta es que las tres especies viven en áreas distintas de la península, la hocicuda en su mayor parte, pero la de Seoane en general solamente en el área cantábrica y la aspid solamente en los Pirineos.
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