Ha sido Navidad y es ahora el Año Nuevo...
En paz conmigo mismo y con el mundo en paz que tengo debajo y por delante,
tengo fe, certeza y esperanza en que las cosas inmutables,
lo que de verdad me importa seguirá un año más dándome felicidad,
a mi, a mi familia, a mis amigos y al resto de la gente de bien.
Guadarrama está de moda. Sobre todo estos días de fiesta.
No es la nieve, que tan pronto como vino se ha marchado...
Es quizás el aire sucio de la ciudad del que ha salido la gente huyendo...
O es quizás el bullicio insoportable de las calles de Madrid...
Espero que la gente no deje la porquería urbana en la montaña.
Porque lo que si han llevado es el ajetreo de las plazas, de los mercadillos y de los bares.
de la visión grandiosa, solemne y sublime de las cumbres,
del silencio humano y del rumor del viento,
de mi propia expresión callada de asombro y admiración...
de la compañía de las águilas y los buitres que me han acompañado hasta aquí, y
hasta del frío que hiela mis manos y mi cara.
Por cierto, que este ha sido el año Cervantes... no se me olvida...
pero sobre todo recordemos a ese su Quijote, que hizo que el escritor no fuera solamente un soldado sin fortuna, o un funcionario más de la opresión secular...
Ese Quijote con el que todos los un poco locos nos identificamos..., quizás no tan en el fondo, no muy en el fondo... ¿no?