lunes, 27 de junio de 2016

The landscape collector

JUNE 16
Olivares... (P. Nat. Sierras Sub-béticas)


¡El campo andaluz,
peinado por el sol canicular;
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar! (Machado)

Olivar… es un verbo y un sustantivo. 
Como verbo no sé muy bien lo que significa; 
podar los olivos, quizás… recoger la aceituna, no creo.

Como sustantivo, es un sitio plantado de olivos.

En plural, olivares: un paisaje. Seguramente uno de los paisajes más característicos de España. “Olivos que bajáis las cañadas fugitivos y coronáis en paz los altozanos”… (Muñoz-Rojas)

En singular, o en plural…, también un nombre propio, el de varios municipios desperdigados aquí y allá; 
un antiguo apellido… el del famoso Conde-Duque pintado a caballo por Velázquez.

Las campiñas de las sierras Sub-béticas, a caballo entre Córdoba y Granada, están pobladas de inmensas manchas de olivar. Olivares verdes con las lluvias primaverales. 

Olivares de vida, florecidos cuando no se abusa de los químicos, y a los que acuden las águilas en busca de alimento para sus nidos.


viernes, 24 de junio de 2016

Avión común / House martin



Esperando a entrar en una reunión, tengo la suerte de poder presenciar el espectáculo de una colonia de aviones comunes… en Madrid, en plena ciudad.

Ágiles, vuelan frente al edificio en el que me encuentro y en cuyas cornisas han construido el conjunto de sus nidos de barro…, con tal frenesí y velocidad que apenas puedo seguirlos por el cielo…

Un ir y venir  de aves que apenas se encaraman unas décimas de segundo  a sus nidos, para entregar la carga de insectos al pollo más acuciado por el hambre... el que se asoma por la abertura redonda. 

Vistos en las fotografías, los padres introducen su cabeza en el pico abierto del pollo ansioso..., hasta el mismísimo gaznate.


Los aviones, como otras aves del grupo de las golondrinas, son aves eminentemente voladoras, pasando buena parte del tiempo persiguiendo insectos por los aires, en un espectáculo de veloz vuelo acrobático, con maniobras muy ceñidas.

Pasados los minutos para la hora de la reunión programada, salgo del absorbente espectáculo que me ha tenido admirado y con la relajación de una sesión de meditación afronto mis quehaceres de una manera que no tenía prevista.

Una colonia de aviones comunes es hoy día algo difícil de encontrar en las ciudades modernas, con sus edificios inadecuados para el asentamiento de sus nidos, aunque más comunes en pueblos, antiguos puentes y otros edificios propensos a albergarlos, no solo por decenas, sino a veces por cientos e incluso miles.

El avión común, como las demás especies de golondrinas, es un ave migratoria y con su pequeño tamaño, parece increíble que pasado el verano, adultos y pollos del año vuelen hasta el Golfo de Guinea, varios miles de kilómetros, con etapas tan difíciles como el cruce del Mediterráneo o del Sáhara, para pasar allí nuestros meses fríos, regresando año tras año hasta su colonia de cría. 



domingo, 19 de junio de 2016

Monthly Geological Pics

JUNE 16

Las "Burgas"... City thermal fountains in Orense (Galicia-Spain)



With the Cathedral and the Roman Bridge, the “Burgas” thermal sources are a symbol of Orense, one of Galicia’s provincial capitals.

Not in vain and although the phenomenon of thermal waters is not something extraordinary, it is rare to find a steaming fountain in the center of a city, and in this case, it has led to the name of "City of Burgas".

Galicia is the area with the largest geothermal anomalies of the Iberian Peninsula. The regional administration has cataloged 314 medicinal mineral and / or thermal water springs and in the city of Orense, there have been up to 39 thermal mineral water springs identified.

In the Burgas, hyperthermal water springs at a temperature of up to 66°C at a rate of 300 liters per minute. In this post, without going into tourism, therapeutic, folkloric or historical descriptions, we will note their geologiccal where-abouts... 


The city of Ourense is located on an anomalous heat source that defines a single thermal reservoir of medium enthalpy, with multiple springs at different temperatures. Temperature increases on the ground at a rate of 30ºC per kilometer and the source of thermal water is the seepage of rain through granite massif fractures, to a depth of about three kilometers. Three are also the rainwater decades-long filtration cycle to its final upwelling in the springs.

The Romans who sought gold in these regions, as the place name "Ourense" seems to witness, also pursued their own pleasure and well-being. In 1802 a votive altar was discovered here, dedicated to the nymphs and goddesses of the sources. 

We ourselves can now enjoy other hot spots nearby, such as the popular Chavasqueira baths located along the course of the Miño river.

martes, 14 de junio de 2016

Un viaje a La Alcarria sobre “cincuentamil”

Esta primavera, por eso del trabajo, mis oportunidades de recorrer mis querenciosos montes y sierras hispanas no quiero reconocer que han sido casi nulas, pero cuando menos, distintas


Vamos, para no engañarme, debo decir que con los dedos de una sola mano puedo contar los días en que he salido no ya a encontrarme con mis águilas, sino, y a estas alturas me conformaría simplemente, a ver como estaba el campo glorioso, florecido con las lluvias de abril… los sotos verdes, frondosos, oliendo a frescor y con el aflautado silbido de las oropéndolas, o las sierras rebosantes de vida, de trasiego de rapaces y de toda otra suerte de pajarillos.

Entre tanto, hete aquí que ha sido noticia el centenario de C. J. Cela, uno de mis escritores favoritos, lo mismo por sus novelas, como sobre todo por sus libros de viajes, con los que me identifico plenamente…, de cuando mis tiempos mozos, cuando recorría España a lomos de Vespa, durmiendo aquí o allá, comiendo de bocadillo, de lo que fuera surgiendo, y empapándome de toda suerte de idiosincrasia patria: la geográfica, la natural, la etnográfica… En esto como en tantas cosas, debo de ser un anacrónico.

Se cumplen cien años del nacimiento de Cela, y se cumplen setenta años 
también de su viaje a la Alcarria, del 6 al 15 de junio de 1946…, el viaje que realizó para escribir el segundo libro más traducido de nuestra lengua tras el Quijote,… otro libro de viajes por cierto. 

A mí, que todavía insisto en pedir en los aviones un asiento en ventanilla, en el lado contrario al del sol, y que no sea encima del ala: (-“le doy por atrás?”… -“No por Dios, como se le ocurre. Deme simplemente un asiento en la izquierda, en la fila 35”), me sucede que viajo igual con la mente que con los pies. Le pasaba igual a Beethoven, que oía su novena sinfonía: orquesta, coro y cuatro cantantes solistas, con solamente pensar la partitura.

Serán todos los años que he viajado sobre los cincuentamiles del geográfico; será que mi imaginación me permite vislumbrar el paisaje representado en una hoja; el arroyo: una línea azul que corre rumorosa ladera abajo, rodeada de praderas y arbustos; el camino: una línea negra que asciende vertiginosa hasta el collado, rodeada de balsámicos pinares; o el relieve, unas líneas marrones que tanto se separan como se aprietan, marcando un cortado en el que, a seguro, cría el alimoche o el águila real.




“Extendidos sobre el suelo, clavados con chinchetas a las paredes, diez, doce, catorce mapas con notas y acotaciones en tinta, con fuertes trazos de lápiz rojo, con blancas banderitas sujetas con alfileres…”.

Lo cierto es que donde la gente no ve nada que despierte ningún interés – posiblemente no lo tenga, yo soy bastante friki – yo encuentro mi particular cincuentamil mirando por la ventanilla. De este modo, repetitivo camino al Este, he viajado últimamente a La Alcarria unas cuantas veces. Bien es verdad que cada uno de mis viajes apenas ha durado unos pocos minutos…; no te das ni cuenta y ya has dejado atrás Guadalajara, pasado sobre Cuenca, sobre Valencia y sobre Ibiza, y… adiós España, hasta la vuelta.




Camino de Guadalajara…, “el día está diáfano y el campo luce como una postal, con su trigo verde, sus flores rojas y amarillas y azules… Al otro lado del río pastan unos toros de lidia, negros, solitarios, silenciosos, gordos, relucientes, llenos de majestad”.



Cela comienza su andadura en Guadalajara, en donde después de desayunar dos veces emprende la marcha hacia Torija, pasando por Taracena y Valdenoches. El avión, que no es obstinado, parece que ha leído el libro y unas veces pasa sobre el segundo, y otras veces sobre el tercero… “nadie me obliga a nada; nadie me dice: métase por aquí, suba por allí, camine aquel ribazo, esta laderilla, esta otra vaguada tierna y de buen andar…”.

Un minuto de avión más adelante: – “¿me permite usted que le acompañe unos hectómetros? y el viajero, que siente una admiración sin límites por los niños redichos, le había respondido: Bien, te permito que me acompañes unos hectómetros” – Cela da muestra de su personalidad literaria… la del narrador, viajero o novelista, que literaturiza toda experiencia y la convierte en un “apunte carpetovetónico”…, que trasciende cualquier anécdota episódica a una dimensión literaria.

“Cuando llega la luz, ya con noche cerrada, el filamento de la bombilla no hace más que enrojecer un poco, como un ascua. Entre la enredadera, la bombilla encendida parece una luciérnaga”. En la Alcarria de cruda posguerra, y aunque fuera un país en donde “…menos miel, que la compran los acaparadores, tiene de todo”, lo cierto es que no había luz. En realidad, en este libro, Cela alcanza el paroxismo, el crisol de la tradición del 98, que buscaba una España real, en reacción a la España oficial de retórica grandilocuente…

El “viajero” prosigue, al encuentro de Brihuega. “Se asoma al alto mirador, con su guirnalda de rosas de té, y mira para el valle. Al fondo corre el Tajuña y, a sus orillas, el camino que el viajero andará a la caída del sol”.

Aunque en el recorrido de nuestro avión, la histórica Brihuega nos queda más al norte, nos cabe el consuelo de que, cruzando el río, los chopos del soto son los mismos, y el agua que los riega ha pasado, reciente, por aquel pueblo. A lo lejos, dos penachos de humo blanco delatan la posición de Trillo… Bien pensado, más allá de centrales nucleares, líneas de alta velocidad y embalses desarrollistas, la esencia inmutable del paisaje sigue igual que la conociera el viajero.


Esencia o quizás solamente decorado… En el viaje a La Alcarria, los individuos son el paisaje mismo, una sucesión, un mosaico de personajes unidos a su entorno. Entre Brihuega y Cifuentes, el viajero se encuentra con los protagonistas más singulares de todo el libro, su predilecta periferia social: Julio Vacas, Jesús: el mendigo errabundo y su burro Gorrión, y El Mierda…  



“Por el zaguán sale un mulero tirando de dos mulas. Unas palomas pican en un montón de paja menuda. Dos perros duermen estirados al sol. Un niño sin pantalón está en cuclillas, haciendo sus necesidades encima de un tejado”.

Escenas de contraste expresionista; pero seis, siete, o más kilómetros más alto, no se ven escenas; la Alcarria es un decorado inanimado en el que incluso los pueblos son solamente un plano fiel, una lámina a todo color, como las que se encuentran en los bares de carretera, y en las que dice: “Paisajes Españoles”. Con la tarde que avanza, desde el avión, en los duros, en los oscuros páramos alcarreños resaltan los tiernos y risueños cursos de ríos y arroyos. En las choperas, la luz de su lado al sol destaca contra las sombras que proyectan en su lado opuesto. 



Cela ahonda en estos contrastes, pero a su manera, con los pies en la tierra, no solamente contraponiendo campos y pueblos, rústicos labriegos y graciosas muchachas, sino crueldad y ternura, desazón y alegría, encuentros y despedidas… “El viajero regala una carona de almohadilla al burro Gorrión, y el burro Gorrión mueve el rabo, nervioso como un niño, mientras lo visten”… “El viajero piensa en la despedida de los hombres que van de camino, que es un poco la despedida a las gentes a las que no se volverá a ver jamás”.

Pero sobre todo, la perspectiva del viajero, que evita la reflexión sobre lo que ve, se ofrece irónica y lírica, socarrona, pero no sarcástica, en elocuentes silencios y respuestas lacónicas. El humor se convierte en un ingrediente mayor de la obra. El viajero, condescendiente y comprensivo, no ejerce su ventaja intelectual, … y siente gusto en mezclarse con labradores y campesinos, tanto como en convivir con la esencia de la sencillez… “Dos gatos rondan, a lo que caiga. Uno es rubio y se llama “Rubio”, otro es moreno y se llama “Moro”. No hay duda que quien los bautizó era un imaginativo”

El viajero sin embargo, igualmente añora ahondar en una convivencia que es tristemente pasiva, por fuerza breve y fugaz, … “El viajero mira, por última vez, para las lavanderas, se levanta y se va. El viajero es un hombre con una vida tejida de renunciaciones”.

En el avión, todo pasa también muy deprisa, tan deprisa que no daría tiempo siquiera de distinguir movimiento alguno… y el trayecto es previsible, recto…con un plan de vuelo. 



Esta es otra gran diferencia con el rumbo del viajero, con el derrotero de su aventura, voluntaria y a lo que salga... “Parece que no, pero, en el campo, sentados al borde de un camino, se ve más claro que en la ciudad eso de que, en el mundo, Dios ordena las cosas con bastante sentido”.

El viajero alcanza el Tajo y lo cruza en varios puntos, camino de Trillo, camino de Budia, de Sacedón, de Pastrana, de Zorita… Desde nuestra altura, nosotros vemos un gran tramo del Tajo… y del Guadiela; todo el que discurre desde Trillo hasta el embalse de Bolarque; en realidad, de lo que debieron ser el Tajo y el Guadiela…, porque ahora lo que vemos son los grandes lagos del “mar interior”… De hecho, cuando Cela recorría estas tierras, los embalses de Entrepeñas y de Buendía ya se habían empezado a construir “Desde aquella altura, se divisa un panorama amplio y hermoso, muy variado, con grandes piedras peladas y una vegetacioncilla raída en primer término, con las tierras rojas y blancas al pie y con las verdes márgenes del Tajo a la izquierda, muy lejos… El Tajo, que de cerca es un río turbio y feo, desde lejos parece bonito, muy elegante, siempre rodeado de árboles".

El avión se interna en la serranía de Cuenca. El viaje sobre la Alcarria toca a su fin; ha sido breve, pero en unos pocos minutos ha discurrido, intensa, toda la esencia de una tierra redimida por uno de los libros más importantes de nuestra lengua, y se nos han venido a la mente muchas de sus escenas. Escenas, muchas de ellas, que aún se podrían repetir. En la Alcarria, aún hay de todo, de casi todo. La Alcarria, si de algo carece hoy en día es de niños. 

La despoblación y el éxodo han dejado las escuelas tiritando, cuando no cerradas a cal y canto. “En la carretera hay un pequeño grupo de casas. A sus puertas descansan unos hombres, unas mujeres y una nube de niños”

Como al viajero, me entra una añoranza de mi país. Solo dentro de varias semanas volveré a estar cerca de mi tierra, de mi gente”… “El viajero, sentado junto a don Paco, va pensando que su excursión por la Alcarria ha terminado. La idea le produce alegría, por un lado, y tristeza, por otro. Ha aprendido muchas cosas y, sin duda, le han quedado otras muchas por aprender... Al viajero le invade un sopor peligroso.

Notas a las fotografías aéreas:

       1.- Enlace de la R2 y la N2, al N. de Guadalajara. Se ve Taracena. Más arriba quedaría Torija que no se ve en   la imagen. Típicos relieves alcarreños de mesas planas con valles erosivos. 
        2.- Curso del Tajo. Encima del meandro, abajo en la imagen, frente al campo verde, se ve Zorita de los Canes con su castillo, y arriba, siguiendo la ctra. que parte del meandro redondo, Pastrana.
        3.- Torija como en una lámina de "Paisajes Españoles". Se ve su famoso castillo, hoy museo del "Viaje a la Alcarria".
        4.- Embalse de Entrepeñas, en el Tajo. Abajo a la derecha se ve Sacedón y arriba a lo lejos, Trillo,  con su central nuclear. Este embalse anega una parte del recorrido de Cela por la Alcarria.

domingo, 5 de junio de 2016

World without humans / Un mundo sin humanos

Gold Mines in Hadayamet (Nubia - Sudan)

Tenía intención, hace algunos días, de presentar varias fotos tomadas en un conjunto de minas de oro que se encuentran en el norte de Sudán… En una zona que tiene la particularidad de situarse en pleno basamento o escudo africano…

Geological map of Sudan (pink color represents the Basement)
El escudo africano es una región continental constituida por rocas formadas en el Precámbrico, granitizadas y metamorfizadas y que permanecen estables y conservando su rigidez, resistiendo a todos los empujes horizontales y a la actividad orogénica.

Esto me permitiría elucubrar sobre la perennidad de las cicatrices humanas en algunas zonas del planeta… de si con el paso del tiempo geológico, quedará huella de nuestra actividad… Está claro que la gran minería a cielo abierto es la mayor incisión que el hombre es capaz de infringir en la corteza de la tierra… pero acaso no es cuestión de tiempo que la erosión deje nulo rastro de estas excavaciones, incluso aunque estén situadas dentro de un cratón estable ?

Open cast mines, though without doubt the deepest  incisions man can produce in the earth crust, are however prone to erosion, even in a stable craton. 
But perhaps these are not the most  perdurable human marks on earth...
Maybe some stratigraphical layer will show human generated contamination due to fossil fuel consumption in the last 200 years, or anomalous layers due to savage deforestation. Maybe fossil register will show a human due Great Quaternary Extinction, or couldn’t perhaps there not exist human industrial activity remains inside some stratigraphical basin…
However, in the longest delay, will continental drift not end up with every marine basin remain, whenever a geodynamical cycle will end up in a next Pangea or Gondwana? or after this supercontinent will split again. Will erosion and crust destruction not end up with whatever sedimentary layer remains, after 500 Million years, 1, 2, 3 Thousand Million years… ?


Pero es posible que esta no sea la huella humana más perdurable …  
Acaso no puede quedar en el registro estratigráfico huella de la contaminación que ha generado el hombre con el consumo de las energías fósiles en solamente 200 años…?
O no se “hablará” en quien sabe qué era de la Gran Extinción del Cuaternario plenamente identificable en el registro fósil…?
Quizás alguien se pregunte por unidades sedimentarias anómalas y debidas a la erosión producto de la deforestación y devastación humana en zonas extensas…
Incluso no podrían acaso quedar restos de nuestra actividad industrial englobados en alguna unidad sedimentaria de cuenca…?  





Y sin embargo, en un plazo el mayor, la deriva continental no acabará con todo aquello que acabe en las cuencas marinas cuando finalice el ciclo geodinámico y todos los continentes vuelvan a formar uno solo, otra Pangea, otra Gondwana ? quizás cuando se vuelvan a separar…  quizás cuando pasen varios ciclos geodinámicos.







No acabarán desapareciendo, erosionadas o tragadas en bordes destructivos de placas, las capas que contengan los vestigios de la existencia del hombre...? Lo mismo que acabarán por desaparecer las montañas alpinas que vemos ahora, lo mismo que desaparecen los relieves apalachienses...? 

No es menos cierto que aún podemos encontrar los restos fósiles de animales que vivieron en el inicio de la Vida en La Tierra, o después: desde los estromatolitos, a los dinosaurios, pasando por crinoides, trilobites, amonites…

Sea como fuere, esta es la predicción de la serie de televisión: “La Tierra Sin Humanos” del canal History Channel...:
10 M años: Los cadáveres fosilizados de Nueva Orleans están a una milla y media de profundidad. La Presión y el calor han transformado el tejido en petróleo.
50 M años: La influencia humana sobre la tierra dejó una capa geológica con los restos de materiales hechos por el hombre que podría contener materiales plásticos aun reconocibles.
100 M años: Todo lo que quedará de la existencia de los seres humanos son nuestros huesos fosilizados.

Pero... y en 500 Millones de años  o en 1.000 M.A., aún perdurarán los argumentos estratigráficos de la existencia alguna vez del hombre… o en 2.000, 3.000 M.A....?

miércoles, 1 de junio de 2016

Otero de Sariegos, paraíso inhabitado


Escondido en un viejo pueblo abandonado de la Vieja Castilla, el decorado inanimado se convierte en pocos  minutos en el escenario en donde los distintos actores protagonistas no son sino las aves que han hecho de sus ruinas el decorado de sus andanzas, la escena de sus correrías, su medio de vida…     

A diferencia de la reciente entrada acerca de Belchite (Zaragoza) en donde sobrecogido, al paseo lo acompañaba el sonido velado del estupor, en Otero de Sariegos (Zamora) la vida primaveral bulle con energía…

http://geopiedra.blogspot.com/2015/06/modos-de-vida-ways-of-living.html




... las aves vuelan de un lado para otro, veloces, alimentando a sus polladas… y los Primillas se desperezan en los cables del tendido, frente a la colonia que han establecido en los tejados de la iglesia.

Hace ya años que se fueron los últimos vecinos… se cerraron las últimas casas, pero la vida sigue hoy, de la mano de las aves.
El ocaso de la presencia humana contrasta con su esplendor medioambiental.  Un paraíso para la fauna: las aves y un habitante inesperado, el conejo. Pájaros que surcan los cielos y ocupan el puñado de construcciones que a duras penas se mantienen en pie… 
por encima de todas ellas, la iglesia de San Martín de Tours, y una explosión del roedor que encuentra especial acomodo entre los edificios de adobe, en imparable declive.


La antigua iglesia… en la que anidan cigüeñas, grajillas y los cernícalos primillas, que le devuelven el valor singular que tuvo cuando el pueblo estaba habitado y que aún recupera dos veces al año... para las romerías...

Definitivamente las aves parecen la clave para evitar el olvido de Otero de Sariegos. 



Una importante colonia de cernícalo primilla utiliza la iglesia como uno de los principales lugares de nidificación y con el fin de preservar su espacio se restauró la cubierta y en el tejado se instalaron cajas-nido...
Pero hay más... por todo el pueblo proliferan gorriones, colirrojos, golondrinas,...

Y un habitante inesperado que nos observa entre unas cañas... Un mochuelo, que cuando siente que lo observamos, vuela a refugiarse en el hueco de un muro casi derruido en donde esconde su nido. 





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